lunes, 24 de agosto de 2009

Escabiando en Escandinavia

Como todos sabemos, la historia no la escriben los que ganan. La escriben los ingleses. Es por ellos que creemos que los vikingos eran una banda de energúmenos, quilomberos, asesinos, primitivos, que se subían a un barco y solo se bajaban a romper todo en tierras extranjeras.
En realidad lo único que rompían cada tanto era el culo de los ancestros de los ingleses, por eso tanto encono contra ellos.

La refutación a la fama primitiva y casi neanderthálica de los nórdicos, son sus Eddas.
Las Eddas son una compilación de mitos vikingos de una complejidad y cretividad increíbles y a veces, hasta desopilantes. Así que podemos deducir que por lo menos algunos de esos protosimios, sabían escribir bastante bien.

Los nórdicos tenían una filosofía bastante vanguardista para aquella época y para esta también. No creían en el bien y el mal. Ninguno de los personajes de sus mitos está adjetivado como bueno o malo. Fueron los cristianos (ingleses, cuando no) quienes quisieron traducir las Eddas al blanco y negro de sus creencias. Entonces Odín fue rebajado a la categoría de "Dios", y el complejísimo, adorable y esquizofrénico Loki, fue sentenciado a hacer el papel de "El diablo".

Quiero empezar contando en mis propias palabras este mito, que muestra un poco como era la personalidad del bueno de Loki.
Loki era hijo de Odín y la gigante Angrboda. Odín, Loki, Tor (No escribo Thor porque esas son cosas de ingleses) y otros pertenecían a la raza divina de los Ases. Los gigantes eran los enemigos de los Ases, pero se ve que también garchaban todos juntos sin ningún problema porque hay hijos mixtos por todas partes.

Loki vivía con los Ases pero a veces la sangre materna le tiraba, y jugaba un rato para los gigantes. Se venía mandando bastantes cagadas seguidas y el pobre Loki quería hacer algo para compensar a los Ases. Prometió conseguir un arquitecto que construyera una muralla que protegiese al Valhala de los ataques de los gigantes. Consiguió uno, pero cobraba caro.
Haciéndose el piola, Loki desafió al constructor a que no podría terminar la muralla antes de un año. El constructor, aseguraba que sí. Entonces Loki, tratando de cagarlo como hacía con el resto de los mortales y los inmortales, le hizo una apuesta.

Sí el arquitecto no lograba rodear el Valhala de murallas antes de un año (obviamente, era imposible lograrlo), el trabajo les saldría gratis a los Ases. En cambio si lo hacía, el arquitecto se llevaría a Freya, la esposa de Odín, nada menos. Cualquier vikingo soñaba en aquellos tiempos con sacarle juguito a la mujer de Odín, que supongo yo, habrá sido como una especie de Isabel Sarli rubia, y aparte, ¡Era la mina del jefe!. El constructor agarró viaje.

Solo iba un mes y la muralla estaba casi terminada. Parece que el tipo tenía un caballo superpoderoso que cargaba piedras día y noche sin cansarse, y prácticamente hacía todo el trabajo solo. Loki no aparecía por ninguna parte porque los Ases se peleaban para cagarlo a trompadas. Todo estaba saliendo muy mal para el pobre Loki, que solo buscaba afecto.

Entonces el muchacho, quién podía transformarse en cualquier cosa, se transformó en yegua.
Era como una especie de Gemelos Fantásticos, pero sin mono.
Transformado en yegua, puso el pecho a las balas, por no decir el culo. La linda yegüita sedujo al caballo del arquitecto, quien se puso a darle murra durante lo que restaba del año, negándose a obedecer a su amo y quedando la muralla inconclusa.

Finalmente los Ases ganaron la apuesta y la muralla les salió gratarola.
Pero el pobre Loki había quedado con el bombo. Parió un caballo de seis patas (¡Cómo le habrá quedado la concha a Loki!) quién sería nada menos que el famosísimo Sleipnir, la montura del tuerto Odín.

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