martes, 18 de agosto de 2009

La princesita que no quería entregar el orto.

Había una vez un reino muy feliz gobernado por un rey justo, populista y demagogo.
Tenía dos hijas, una era hermosa y la otra era más fea que cagarse encima.
La hija hermosa se llamaba Hermosa, rechazaba a todos sus pretendientes por más ricos y poderosos que fuesen.

La otra, la fea, se llamaba Fea, y era más putita, por lo tanto, más querida por todos.


El rey estaba preocupado porque Hermosa no se dejaba meter mano ni siquiera cuando estaba en pedo. Tenía miedo de que nunca se casara y tuviese que mantenerla para siempre, ya que tenía serios problemas de presupuesto.




Fea no lo preocupaba tanto. Si bien nunca se casaría porque era demasiado puta y ningún príncipe quiere ser cornudo, el rey confiaba en que tarde o temprano aparecería en alguna cuneta degollada por algún amante celoso, y se la sacaría de encima.



Pasaban los años y pasaban los pretendientes. Hermosa los rechazaba y Fea aprovechaba y les pasaba el trapo.



Continuará...


3 comentarios:

  1. Mas que publicar un comentario en esta entrada, me gustaría ver los comentarios que se van a hacer cuando esta esté publicada en una revista. Soberbio, cómplice.

    ResponderEliminar
  2. Se agradece Ad Infinitum caballero. Estoy tratando de que los de la Fierro me den bola. Sigo insistiendo total insistir es gratis. Salud!

    ResponderEliminar
  3. Una falta de respeta chango! Qué onda? No hay suficientes porquerías en este mundo que a vos se te ocurre continuarla??? A ver si cultivamos un poco el alma y el corazón... Inspirate en algo bello... Salud!

    ResponderEliminar

Siéntase libre para felicitar, preguntar o insultar.